viernes, 20 de abril de 2012

La chiapaneca que vive de agua de lluvia

Historia 3 De la serie “Chiapanecas sin techo” Amalia la mujer que vive con agua de lluvia Patricia Chandomí.- “De las cosas que recuerdo con más rabia (cuenta Amalia) fue un día que no teníamos agua ni para beber, yo me puse a pedir para que lloviera, ese día llovió y en cuanto cayeron las primeras gotas salí con desesperación a capear el agua de lluvia, mi hija me vio y me preguntó. Mamá por qué hacemos esto, si toda la comunidad tiene agua, menos nosotros”. “En la vida Dios nos puso revueltos buenos y malos, es mentira que en nuestra comunidad todos los hombres sean buenos y que los de fuera sean malos; yo pido una vida tranquila, pero tengo años de vivir en la zozobra y la marginación” sostiene Amalia. Amalia lleva 4 años resistiendo en su comunidad, a la muerte de su padre emigró hacia los estados del norte para ayudar a su madre y mejorar la casa que asegura se les caía a pedazos; en busca de trabajo Amalia recorrió varios estados, en uno de ellos conoció a su esposo. En una ensambladora de televisores la joven conoció a Reynaldo Rafael Valentín, indígena náhualt, originario del municipio Eduardo Neri, Guerrero, con quien procreó una hija. La pareja decidió irse a vivir a la tierra de Amalia, para su sorpresa fue notificada por el entonces comisariado ejidal, Eduardo Pérez Roblero que ella no podía vivir ahí, por estar casada con un hombre de fuera. Pérez Roblero promovió en asamblea masculina la expulsión del ejido de Amalia, así mismo, amenazó a todos los ejidatarios para que nadie le vendiera o cediera un pedazo de tierra a la pareja. Maurilio Vázquez Hernández, cuñado de Amalia, decidió venderle un lote a Amalia para que pudiera vivir con su esposo y su hija de 11 años. Por venderle este pedazo de tierra, a Maurilio le cortaron el agua y la luz; cuando los ejidatarios se dieron cuenta que la mamá de Amalia les pasaba agua, también le cortaron ambos servicios. Además, los ejidatarios por presión de Pérez Roblero acordaron no ofrecerle trabajo alguno al esposo de Amalia. La expulsión de Amalia acordada en el 2009, decidida en Asamblea, en donde sólo participan los varones, se basó en el artículo 37 del Reglamento Interno del Ejido, que prohíbe a las mujeres casarse con hombres de otros lugares; este Artículo fue nulificado por el Tribunal Agrario del Distrito 4. El Centro de Derechos Humanos de la Mujer de Chiapas responsabilizó a la Procuraduría Agraria y demás autoridades competentes que han permitido que una disposición claramente violatoria de derechos, fuera asesorada y avalada con su inclusión en el Reglamento Interno del Ejido y hasta la fecha no se hayan tomado acciones concretas para sensibilizar a los ejidatarios respecto a los derechos de las mujeres, a pesar de ya existe una recomendación por parte de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Dicha Ley sólo aplica para las mujeres, ya que los varones del Ejido pueden elegir libremente a las mujeres del lugar que deseen, sin que por ello se vean en la circunstancia de perder sus derechos de participación, o vivir la expulsión de su compañera del Ejido. Amalia es una de las tres valientes mujeres que resisten el acoso y la violencia de parte de los hombres de la comunidad que les exigen que se vayan del ejido; Amalia vive literalmente de agua de la lluvia, vive sin luz y siempre anda acompañada en las calles de la comunidad. El gobierno del estado de Chiapas, la Procuraduría Agraria, la Secretaria de Desarrollo y Empoderamiento de la Mujer, la Procuraduría de Justicia General de Justicia del Estado y demás autoridades competentes conocen a detalle el caso de Amalia, la mujer que vive con agua de lluvia, porque sus derechos humanos no están garantizados.

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